Ekaterina

Es poco probable que la zarina Elizaveta, de 35 años y soltera, tenga un heredero. Una princesa alemana llega como posible esposa para el príncipe, lo que le proporcionaría un nuevo heredero.

Friederike se acostumbra cada vez más a la vida en el palacio. Pasa todo el tiempo que puede conociendo a su prometido, Pyotr, y tratando de ganarse su favor.

Después de recibir su nuevo nombre, Ekaterina se bautiza y se prepara para su boda con Pyotr. Poco sabe ella, los asuntos de su madre comienzan a poner en peligro sus posibilidades de permanecer segura y próspera en Rusia.

Después de la boda, Pyotr permanece distante de Ekaterina. Llega a creer que al concebir un hijo, ya no serían útiles para la reina Isabel y luego serían desechados. Pyotr cae enfermo, enviándolo a una amarga espiral por su vida.

Después de su recuperación, Pyotr continúa distanciándose de Ekaterina. A medida que se distancian cada vez más, Elizaveta pierde la esperanza de conseguir un heredero al trono.

Tras el nacimiento de su hijo, Ekaterina descubre que las premoniciones de Pyotr se están haciendo realidad. Elizaveta decide tomar a su bebé y criarlo. Ekaterina se ve obligada a ver crecer a su hijo desde lejos.