La mujer de Judas

Decidida a vengarse de quienes le hicieron daño, la mujer comienza a tramar un plan. El pueblo entero se llena de desconcierto esperando la llegada de tan temida mujer. Juaca recuerda con angustia la promesa que ella, Altagracia, y cuatro amigas más hicieron años atrás, de no revelar un secreto. La medalla que cada una de estas mujeres porta, es la señal del juramento que deben cumplir.

El deseo de Emma de hacer de su sofisticada presentación un éxito, se frustra con el arribo de Natalia, cuyas simples palabras la hacen quedar en ridículo, no sólo ante importantes clientes sino ante Salomón, quién siente una fuerte atracción desde el instante en que ve a la joven documentalista.

Al rodear el cuerpo ensangrentado de Julián, las mujeres del pueblo pretenden linchar a Altagracia ya que la acusan del ataque. Es sólo gracias a la intervención del viejo Buenaventura que se percatan que Julián no ha muerto.

Natalia se sorprende al saber que Altagracia es amiga de su madre, algo más que le ha ocultado, pero atenta observa a las mujeres que se reúnen alrededor de Julián al estar gravemente herido. Emma acompaña a Salomón a la clínica donde se altera al ver a Natalia, espera el momento para advertirla no se acerque a su novio o la pasará mal.

El desconcierto y temor se apoderan de la gente de Xico por la muerte de Julián. Poco antes de que el hombre fallezca, Natalia logra ver en la habitación del moribundo a La Mujer de Judas, sin que pueda distinguir su rostro. El letrero que la asesina deja pintado en la pared hace que todo apunte hacia Altagracia.

Altagracia y Juaca quedan bajo sospecha ante Romero por negarse a contestarle, por lo que Cuca y Narda exigen las detengan por ser evidente que Juaca encubre a la Mujer de Judas. Emma interviene al ver que Natalia pide a Salomón ayude a su madre, lo que causa se enfrenten.