David Gautreaux

A medida que la COVID-19 altera sus vidas personales y profesionales, el escuadrón trabaja para rastrear a un líder criminal checheno llamado Salman Radek que podría estar escondido en Los Ángeles. Entonces, por consejo de la agente de la CIA Tori Prebble, el equipo sigue al mensajero de Radek, el Cartero, a un complejo cerrado en Northridge. Sin embargo, mientras sospechan que el criminal se encuentra adentro, el radar térmico no detecta signos vitales en el lugar.

Tras el funeral de Erika Rogers, el equipo SWAT se entera de que la FID emitirá un informe sobre su conducta durante el enfrentamiento con los Caballeros Blancos. Por otra parte, retirado de sus servicios mientras el informe sigue pendiente, Hondo no deja de recordar el día del incidente, y las consecuencias de lo sucedido se extienden por el equipo.

Mientras que los manifestantes de “Black Lives Matter” se toman las calles y la COVID-19 amenaza con paralizar la ciudad de Los Ángeles, Hondo recuerda la revuelta de Rodney King en 1992 y una serie de bombardeos que dejaron a la ciudad intranquila. Después de que Hondo dice que solicitará a Hicks para que hable en nombre de SWAT, Darryl nota cierta tensión entre padre e hijo, situación que revela sus diferentes reacciones ante el veredicto de Rodney King en 1992.

El comando cae en una trampa cuando una mala pista lo lleva a un edificio abandonado programado para explotar con McGarrett y Danny atrapados en su interior.

Cuando asesinan a un teniente de la Marina de camino a una reunión privada con el presidente, el equipo de NCIS debe determinar si el asesinato fue parte de una reciente ola de asaltos en la zona o si es un golpe orquestado para mantener en secreto cierta información.