Tom a los 10

Después de verse obligado a dejar la banda escolar, Tom se une al equipo de baloncesto a regañadientes. Nelson recauda fondos para ayudar a Tom a obtener dinero para comprar helado. Los amigos se enredan en una maraña de mentiras.

Su madre exige que le vuelvan a tomar las fotos y Tom se convierte en objetivo de la campaña de venganza del pretencioso fotógrafo escolar. El entrenador está en problemas después de que Tom exagera desproporcionadamente una lesión.

Tom se entera del motivo por el cual el director lo obligó a unirse al equipo de competencia ortográfica. Una historia para ingresar al cumpleaños de Dakota crea un compromiso mucho más oscuro para Tom.

El puesto de limonada de Tom explota por la orientación no solicitada de la agencia de relaciones públicas del vecino. Después de hacer enojar a la encargada del almuerzo, Tom quiere arreglar la situación y expulsar al reemplazo… su madre.

Tom descubre la magia (y la locura) de la extorsión después de enganchar al director con su madre. Un viejo gerbo le enseña a Tom una dura lección sobre las mascotas.

En un juego de béisbol, la nueva camisa de Tom crea controversias más profundas que la notoria rivalidad entre los equipos. Después de huir de un incendio pequeño, Tom intenta recuperar su reputación convirtiéndose en héroe.