Elena y Antonio no están hechos el uno para el otro. Sus personalidades y sus elecciones en la vida son demasiado distintas. Ven el mundo de manera diferente, se relacionan con los demás de manera diferente, piensan y viven de manera diferente. Son polos opuestos. Pero son arrastrados por una atracción mutua contra la que deberían luchar, a la que no deberían sucumbir. No sólo porque no sean compatibles, sino también porque Elena está con Giorgio y Antonio con Silvia, la mejor amiga de Elena.
