Tras discutir con su padre y con Haley, Nathan cede a la presión y toma anfetaminas para ayudarle a jugar mejor.
Tras un infarto, Lucas sueña con que el espíritu de Keith le hace una visita y le muestra lo mucho que una vida puede afectar a las de los demás.
Lucas y su prometida disfrutan planeando una boda de ensueño.
A Nathan le cuesta tomar una decisión sobre su carrera.