Aloma regresa a la casa que hasta poco tiempo antes les habia pertenecido a ella y a su hermano Juan. Ante las paredes desnudas, recuerda como entró en su vida Roberto, un joven que empezó siendo su amigo, pero del que terminó enamorándose. En un desfile de imágenes, que poseen toda la fuerza de la realidad, pasan ante ella los últimos meses vividos.