Las reparaciones más difíciles del mundo

Sean Riley se pone su traje antirradiación y se adentra en una zona radioactiva para sustituir la turbina de vapor de una planta de energía nuclear. Desmantelar una turbina enorme y volver a montarla es ya un duro trabajo en las mejores condiciones, pero se complica más aún cuando se hace en un sitio donde puede haber partículas radioactivas. La nueva turbina de 75 toneladas debe bajarse por un espacio con apenas un centímetro de margen. Y si durante el proceso recibe algún daño, no van a poder volver a la tienda a por otra.

Sean Riley viaja al aeropuerto Charles de Gaulle de París para unirse a un equipo de ingenieros y mecánicos de Boeing mientras intentan reparar un avión Boeing 767 estropeado. La importante y compleja reparación que implica desmantelar el avión y volverlo a montar es una operación que lleva tres semanas, y el más mínimo error puede tener consecuencias desastrosas. Aunque acaba de llegar, Riley se convierte en una parte importante del grupo hasta el punto de proporcionar una pieza vital del equipo para poder acabar el trabajo.

Sean Riley se une a un grupo de ingenieros de élite que se descuelgan de un helicóptero para trabajar en cables eléctricos que llevan 500 000 voltios de electricidad. Antes de ayudar al equipo a sustituir cinco kilómetros de cableado, Riley deberá ponerse un traje protector que será su única esperanza de sobrevivir si entra en contacto con algún cable.

Sean Riley recibe una invitación para subir a bordo de una gigantesca plataforma de construcción submarina y ser testigo de cómo cambian uno de sus megapropulsores de 38 toneladas. La Balder es demasiado grande para entrar en ningún puerto y la reparación debe llevarse a cabo en medio del océano. Esta complicada y peligrosa operación implica a submarinistas, un submarino y una barcaza que actúa como zona de embarcadero durante el cambio. ¿Podrán Riley y el equipo vencer a la madre naturaleza para completar la operación?

Para esta dura tarea, Sean Riley se une a un equipo de ingenieros que moverán y limpiarán un telescopio de 7 metros y 23 toneladas, valorado en 15 millones de dólares. En este observatorio, se usan tres telescopios diferentes para crear el telescopio combinado más grande del mundo. Pero ahora, uno de ellos tiene un espejo que hay que limpiar. Tras enfrentarse a los fuertes vientos, a arreglar una bomba de una máquina de limpieza gigante y a solucionar un problema de cableado (gracias a Riley), el equipo vuelve a recubrir el espejo del telescopio de aluminio con la ayuda de un gran aspirador.

Sean Riley se une al equipo de la Tower King de Dallas, Texas, para reparar una antena de televisión defectuosa. A seiscientos metros de altura y con un peso de varias toneladas, la elevación y magnitud de esta reparación suponen un desafío incluso para Riley, acostumbrado a trabajos difíciles. Con un cable de casi un kilómetro y medio y un cabestrante gigante, el equipo retira la antena y la baja hasta el suelo. Solo entonces podrán subir y fijar la nueva. Esta reparación exige fuerza, valor y trabajo en equipo.