Supercoches a medida

Afzal Kahn y los ingenieros Ralph y Ranen aceptan convertir un Aston Martin Vantage V8 en un ultrapotente coche de carreras inspirado en un GT. Ralph y Ranen, los cerebros ingenieros, se embarcan en la misión de transformar este elegante supercoche de serie en un vehículo agresivo para vías muy rápidas, y que aun así esté homologado, para satisfacer a los clientes más exigentes del señor Kahn.

Ralph Hosier y Ranen Rudra abordan una tarea casi imposible solicitada por su cliente, la estrella del pop Shane Lynch: convertir su elegante Rolls Royce Silver Shadow del año 1979 en una suprema máquina de derrape de chico malo. Este es el mayor desafío para los experimentados ingenieros: nunca han hecho un coche de drifting y, desde luego, no uno basado en la prestigiosa marca de Rolls Royce.

Al diseñador y magnate de la industria del motor Afzal Kahn se le ha ocurrido una idea para un prototipo basado en un vehículo que conoce muy bien: el Range Rover Evoque. Pero ahí termina su territorio conocido. Su plan consiste en convertir este vehículo crossover urbano en el todoterreno conquistador de dunas de arena definitivo, un vehículo inspirado en el Rally París-Dakar 4x4s.

Afzal Kahn y los ingenieros se enfrentan a una tarea complicada solicitada por un cliente misterioso y muy importante. Deben modificar un Mercedes G-Wagen para añadirle las medidas de seguridad definitivas.

Con el deseo de expandir su imperio de diseño de vehículos, Afzal Kahn ofrece un proyecto al equipo de ingenieros que podría constituir su mayor reto hasta la fecha: crear un Jeep inspirado en Kahn, más grande y mejor que cualquiera que haya habido antes. Y, además, han de conseguir que tenga éxito en una tierra donde la gente aprecia mucho los vehículos Jeep, los Estados Unidos de América.

Los ingenieros Ralph y Ranen asumen la tarea de cumplir el sueño de su mentor de crear uno de los coches de carretera más rápidos del mundo. Afzal Kahn los reta a fabricar un coche que supere a su Bugatti Veyron en una carrera recta de un cuarto de milla. Y, por si esto no fuera lo bastante difícil, les da a los ingenieros un plazo de tres semanas.