Bravo tiene una forma de ser tan efusiva que asusta a Cody, pero la historia que les comparte un libro les hace entender que, inocentemente, la particular forma de ser de su amigo es, aun sin querer, la causa de esas sorpresas.

Los osos imaginan diferentes formas, figuras y seres en las cosas, Cody es el único que percibe las visiones de sus amigos. La historia de un libro les enseña que en la imaginación no hay límites de lo que pueden ser las cosas.

A Crystal no le gusta mojarse, cuando empieza a llover se cubren en una cueva. La historia que un libro les comparte permite que disfruten de los sonidos que los rodean, incluso de el de la lluvia.

Los osos hacen un castillo de arena y un cangrejo pretende poner unas algas en él, a Kimberly no le parece correcto. Una historia compartida por un libro les deja ver que los juegos se enriquecen con las diferentes ideas y formas de pensar.

Kimberly intenta ser como los demás pero no puede porque cada uno tiene personalidad distinta. Un cuento les enseña una lección muy importante sobre la amistad y las diferencias entre cada uno.

Caminando por el bosque, Crystal comienza a recoger todas las bellotas que encuentra en el camino y sus amigos le ayudan porque son muchas. Un cuento le enseña a Crystal, que no necesita coleccionar todas, con una es suficiente.