James May: Nuestro hombre en…

James comienza su épico viaje por Japón en Hokkaido, la helada isla del norte, lanzándose de cabeza a las exigencias físicas de los trineos tirados por perros, las peleas con bolas de nieve y la desconcertante dificultad de comprar fideos en una máquina expendedora japonesa. A pesar de todo eso, aún queda tiempo para pescar pulpos y aprender el arte de la fabricación de las espadas samurái.

James llega a la isla principal de Honshu, a la hermosa región de Tohoku. Busca inspiración en una expedición a la montaña y se da un chapuzón desnudo con un amigable monje errante, lucha contra robots gigantes, se convierte en un samurái y es adoptado por algunas estrellas locales del J-Pop, antes de avergonzarse a sí mismo y a sus anfitriones en el tren más lujoso del mundo.

Con los cerezos en flor, James recorre Tokio junto a su nuevo guía, Yujiro. Esta ciudad única es el hogar de algunas de las mejores ideas y excentricidades de Japón. Con obsesivos observadores de trenes, músicos, artefactos de alta tecnología desconcertantes, fanáticos de los gatos, festivales de penes y espectáculos de arte computarizados alucinantes, James intenta comprender la esencia de Japón.

En su épico viaje a través de Japón, James abandona la bulliciosa Tokio para viajar a la antigua capital de Kioto. En el camino, satisface sus pasiones por las motos, los autos japoneses y la cultura pintando el monte Fuji, abordando el circuito Suzuka F1 y tomando una lección de música de una geisha. Es hora de conocer el futuro mientras un robot confundido le muestra a James la ciudad de Kioto.

James llega a Osaka, la vibrante y alegre ciudad de Japón, con un menú que ofrece comedia, salas de juego de Pachinko e increíble comida callejera. Yujiro, su fiel guía, regresa para presentarle a James la lucha sumo, después de lo cual James escapa en un tren bala para explorar los misterios de un héroe local, el niño del durazno. Luego llega a Hiroshima y al hermoso santuario Itsukushima.

El tramo final del viaje de James lo lleva a Shikoku y Kyushu, las islas más grandes del sur de Japón, un impresionante paraíso de aguas azules y semitropicales playas arenosas. Habrá ciclismo, tiro con arco, elaboración de fideos y fabricación de motocicletas. Además, James es conservado para la eternidad en una espeluznante aldea de espantapájaros.