Eduard Franz

Cuando fracasa el intento del rescate, los secuestradores le dan un ultimátum a Anna María. Romero insiste con que obedezca y se presente en la misión en ruinas para obtener pruebas de que su padre está vivo. A pesar de las protestas de Diego, Anna María le hace caso a Romero y sigue las órdenes de Pablo. Pero cuando Don Alejandro llega de Los Ángeles, le dará la evidencia necesaria al Zorro para que intervenga.

Al sospechar de la complicidad de Verdugo con el robo, Diego le tiende una trampa a Verdugo y le dice que sus 17.000 pesos están en camino. Cuando él y Bernardo ven a los ladrones esperando, el Zorro entra en acción. Pero cuando García y Reyes, que son quienes llevan el dinero, son secuestrados, una batalla feroz en la cabaña remota de los bandidos revelará quién es la verdadera mente maestra.

Seguro de que Verdugo no está detrás de los robos a los negociantes de Monterrey, Diego está listo para darle sus 17.000 pesos e invertir en el negocio de Verdugo. Pero el traidor sirviente de Verdugo, Pablo, y su compañero continúan intentando robarle a Diego fingiendo ser soldados que fueron enviados para proteger a Verdugo en su viaje a San Francisco. Mientras Diego y Bernardo se dirigen al sur de Los Ángeles, una pista envía al Zorro de vuelta a proteger a Verdugo y su inversión.

Diego y Bernardo viajan a Monterrey para juntarse con un comerciante llamado Verdugo para invertir en su negocio de importaciones. Aunque se rumorea que llevan 17.000 pesos de sus amigos en Los Ángeles, Diego lo niega cuando dos hombres enmascarados entran a su habitación de hotel para robarle. Sin lograr disuadirlos, los ladrones ejecutan un plan aun más amenazador para robar el dinero... y Diego tendrá que vestirse del Zorro para frenarlos.

La hija de Verdugo, Anna María, vuelve a su casa y la encuentra saqueada. Pero cuando llama a su padre, solo Pablo, su traidor sirviente, contesta. Con pistola en mano, le exige 45.000 pesos por la vida de Verdugo. A pesar de los esfuerzos de Diego, Anna María, ante la insistencia de su indignado novio Romero, decide pagar el rescate. Desconfiado de que los secuestradores vayan a liberar a Verdugo, Diego se pone la capa y la máscara para asegurarse de que suceda.