Caronte

Después de aceptar la petición de su amiga Edurne, y animado por su novia Natalia, Caronte deja Gijón por un tiempo para asumir la defensa de Javier Sáez en Madrid. El abogado regresa a su casa familiar en el tradicional barrio del Manzanares. Una vez allí, se enfrenta a su antigua vida y a su hijo Guillermo, al que no ve desde hace 10 años.

La evolución positiva del juicio contra Javier Sáez hace que Caronte reciba una oferta de la abogada Marta Pelayo para unirse en el caso de Hilario Méntrida, un padre acusado de haber matado a su hija ahogándola en un lago. Aurelio, ex colega y amigo de Caronte en la comisaría, le ayuda en la investigación del caso de Vanessa Mentrida.

Caronte recibe la desagradable noticia de que Jorge López se ha escapado durante su traslado a la cárcel. Mientras tanto, un nuevo acusado acude al domicilio de Caronte. Tomás es un viejo amigo de su tiempo en prisión, al que se le han negado varios permisos de libertad y no puede ver a su esposa Sara ni a su hijastra de ocho años, Luna.

Caronte está intentando recuperarse del golpe que recibió por el caso de Tomás, cuando Marta le presenta una nueva investigación. Esta vez, una jubilada llamada Gloria está acusada de haber apuñalado a Bosco, el hombre de mantenimiento de su edificio de departamentos. En casa, Natalia cuida de Kolya durante unas horas y descubre que la vecina de Caronte, Irina, es una prostituta.

Natalia regresa a Gijón con la esperanza de que Caronte se le una, pero la impresionante actuación del abogado en el tribunal le ha recompensado con un nuevo caso. Jennifer es una prostituta que está acusada de matar a un cliente en un burdel mientras mantenían relaciones sexuales. Aurelio va al almacén de la comisaría y descubre que la pistola que mató a Jorge fue incautada a la mafia rusa.

A la hermana de Caronte, Paula, le da una paliza su marido Rodrigo, quien luego huye. A pesar de negarse a hacerlo al principio, Paula finalmente lo denuncia y Aurelio le cuenta a Caronte lo sucedido. Caronte traslada a su hermana y a su sobrina, Irene, a su casa y las ayuda durante todo el proceso de denuncia, aunque Paula se enfrenta a un juez agresivo que se niega a creerle.