Lambert vs Lambert: Sobre su cadáver

Vincent Lambert, el enfermero de 32 años y apuesto amante de las fiestas, vivía la vida a toda velocidad. Pero en septiembre de 2008, este joven padre de una niña de dos meses se ve envuelto en un grave accidente automovilístico. Las lesiones resultantes son potencialmente mortales. Al encontrarse en un territorio desconocido, sus seres queridos hacen todo lo posible para despertarlo, pero en esta difícil familia, todos los pretextos de solidaridad se desmoronan y todos retoman poco a poco sus vidas. La amargura crece a medida que resurgen las heridas del pasado de Vincent.

Un médico decide dejar de alimentar a Vincent sin informar a sus parientes, lo que provoca una conmoción en la familia. Algunos miembros se oponen a la decisión y entablan una batalla legal bajo algunos de los abogados más despiadados de Francia. Después de treinta y un días sin sonda de alimentación, se decide que se debe volver a conectar a Vincent. Incapaces de resolver la situación, los tribunales pasan el caso a los niveles más altos del sistema legal francés. Las leyes que rodean los temas relacionados con el final de la vida están en peligro, y el caso de Vincent podría afectar a otras 1700 personas en el país con lesiones cerebrales graves. Se vota una nueva ley.

Después de agotar todas las vías legales, entre ellas los más altos tribunales europeos y de la ONU, el asunto desata pasiones por todos lados: En las manifestaciones callejeras y en las redes sociales, nada está prohibido. Presionado y amenazado de muerte, renuncia el médico de Vincent. El nombre de Vincent es utilizado por grupos extremistas en un esfuerzo por anular las leyes. Detrás de la lucha entre los miembros de la familia, organizaciones poderosas convierten a Vincent en una causa y parte de la familia pierde el control.

Once años después del accidente de Vincent, Rachel, su esposa y su madre Viviane, impulsadas respectivamente por sus convicciones, luchan hasta el final, usando toda su fortaleza. "Desconectan" a Vincent Lambert por tercera y última vez, y una Francia dividida, prácticamente, observa cómo se desarrolla la muerte, ya que el destino de otros pacientes en su condición es objeto de una nueva legislación sobre el final de la vida.