Nuestro estado más grande alberga algunos de los asesinos de animales más letales de EE. UU. Llega el invierno y los carnívoros emergen en las vías fluviales y los espacios abiertos de Alaska para aprovechar el sol al máximo. Las costas a lo largo de su océano abierto crean un camino para cazadores gigantes como las orcas, los grandes tiburones blancos y las morsas. Los osos se benefician de las brutales matanzas en el océano, por toda la costa y las vías fluviales. En tierra firme, los lobos persiguen a sus presas con feroz intensidad. Los más letales de Alaska prosperan en una de las últimas fronteras salvajes de Estados Unidos.
