Hill Street Blues

El sensible capitán Furillo debe lidiar con muchas crisis que involucran a un grupo de policías individualistas pero encantadores que patrullan la peor zona de una ciudad esteña. Además, el capitán lidia con una exesposa fastidiosa, la burocracia del departamento, y su amorío secreto con la hermosa Joyce Davenport, que es su adversaria intensa en el plano profesional. Furillo debe concentrarse principalmente en negociar la resolución pacífica de una toma de rehenes que sigue estancada y amenaza con empeorar en cualquier momento. Y hasta los mejores oficiales de Furillo, aprenden por las malas que el peligro acecha a la vuelta de cada esquina en las calles cargadas de maldad cuando un error pone las vidas de Renko y Hill en peligro.

El capitán Frank Furillo y los hombres y mujeres de la comisaría de Hill Street se estremecen ante la idea de velar por la seguridad del presidente de los Estados Unidos cuando este visite en una inminente gira de busca de información, lo que fuerza a Furillo a convocar a un inusual cónclave de líderes de pandillas con el objetivo de entablar una tregua temporal. A Furillo lo acosa un violador enfurecido, su exmujer le pide que le dé más dinero de manutención y se pelea con su amante secreta, la defensora pública Joyce Davenport. Mientras tanto, los oficiales Hill y Renko, recuperados de las heridas de bala que recibieron seis meses antes, se reúnen por primera vez desde el tiroteo y se ven en una situación incómoda.

El capitán Furillo sigue negociando con pandillas rivales para calmar las cosas antes de la visita presidencial, y el oficial de la brigada antidrogas Johnny LaRue es incriminado por haber aceptado un soborno. Luego de un altercado callejero explosivo, los oficiales recientemente reactivados Renko y Hill casi se van a las manos y piden ser reasignados. Los problemas tragicómicos de Furillo se ven aún más complicados cuando, avergonzada, su exesposa es multada por tenencia de marihuana.

Los policías de Hill Street se preparan para una guerra inminente (con resultados cómicos imprevistos) cuando el presidente cancela la gira de forma abrupta, y la precaria tregua entre las pandillas locales se derrumba. Repentinamente, las luces se apagan, los teléfonos no funcionan y los oficiales paranoicos se dan cuenta de que puede que los ataquen las pandillas. Otras crisis azotan a la comisaría, ya que el caso de soborno del inestable Johnny LaRue está en manos del fiscal del distrito y será juzgado penalmente. Un encantador ladrón de autos se gana la admiración de los policías debido a su inusual interés en hacer trabajos de reparación de objetos rotos.

El capitán Furillo y el detective Washington insisten empecinadamente en su misión de exonerar a su compañero Johnny LaRue. Otros oficiales de Hill Street van de encubierto a regañadientes para tratar de encontrar a un violador peligroso. Furillo y Washington, decepcionados con los consejos pesimistas de su abogado experto, se concentran en encontrar pruebas incriminatorias para encarcelar al policía corrupto que le tendió una trampa a LaRue cuando este aceptó un soborno en efectivo. La investigación continúa, y el detective Henry Goldblume, intervencionista en crisis policiales, que suele ser imperturbable, llega tarde a un suicidio. El oficial Hill y el detective Belker deciden ponerse labial y vestirse con llamativa ropa femenina para tenderle una trampa a un violador que está aterrorizando un parque local.

Sigue la búsqueda del sospechoso que hirió de gravedad a Hill y a Renko, y Furillo trata de que no se filtre ninguna noticia sobre la persecución a los oficiales, ahora recuperados. Además, Hill y Renko se enfrentan a una misteriosa mujer caribeña que realiza prácticas de vudú y que creen que secuestró a la llama del zoológico, a pesar de que amenaza a Renko diciéndole que habrá un par de alfileres en su muñeco cuando anochezca. Belker trata de hacer entrar en razón a un hombre extraño que muerde cuellos y se cree vampiro, y el equipo de un noticiero de televisión complica las cosas cuando graba los eventos tragicómicos del día en busca de noticias sensacionalistas.