Profilage

Mientras Matthieu vuelve en sí en los brazos de su colega, Lamarck observa impotente un atropello que deja en coma a una niña de seis años. Decidido a atrapar a la rata sucia, Lamarck pone a Matthieu y a Chloé a investigar. Sorprendentemente, el fugitivo resulta ser su padre, que entró en pánico al entregar el rescate destinado a salvar a su hija, Sybille. Chloé se sumerge en el mundo de la pequeña, una bailarina de gran talento, sin darse cuenta de que una misteriosa mujer acecha en las sombras, espiando todos sus movimientos.

Una hermosa mujer de unos 40 años es encontrada muerta en la parte trasera de un club de jazz, donde había estado cantando durante las últimas semanas. El gerente del club solo conoce su nombre artístico: Julie Garland. Una voz magnífica y un talento increíble que aparentemente no tenía ambición profesional en absoluto. Lo único que parecía importarle era su pianista, un joven genio de salvajes modales que ha desaparecido desde la muerte de la cantante. En su búsqueda para encontrar la verdadera identidad de la víctima, Chloé y Rocher descubren que "Julie Garland" había estado cantando por toda Francia durante los últimos diez años, siempre dando conciertos en pequeños lugares, y nunca más de un mes en la misma ciudad. Ella había estado acompañada en el piano por su joven y sospechoso genio durante los últimos dos años. ¿Podría haber sido una relación íntima que terminó en asesinato? ¿Qué clase de peligro podría haber forzado a esta mujer con una voz tan pura a huir y seguir moviéndose por tanto tiempo?

Un francotirador enloquecido aterroriza a todo París abriendo fuego contra la multitud. La ciudad está en alerta roja y, después de dos asesinatos, Chloé y Rocher logran identificar al asesino: Adrien Fontel, un exagente militar de las Fuerzas Especiales destruido por lo que vivió en Afganistán. Chloé lo diagnostica con el síndrome de Capgras, una condición psiquiátrica en la que el paciente cree que las personas a su alrededor están siendo gradualmente reemplazadas por dobles villanos que se están preparando para llevar a cabo planes malvados. Convencido de que está en una misión para luchar contra estos invasores, Fontel secuestra a su propia hija, pensando que la está protegiendo. Con la ayuda del coronel Amelie Davout, Chloé logra identificar la raíz del mal tras su paranoia y es capaz de predecir el próximo ataque.

El cuerpo sin vida de Antoine Garrel se encuentra expuesto en un escaparate, con manos y pies atados y su boca amordazada. Como psicólogo especializado en terapia de pareja, a Garrel no le faltaban enemigos entre su clientela de maridos infieles y esposas malhumoradas. Entre sus pacientes, una pareja había detenido recientemente la terapia con poca antelación —y con buena razón. Después de llegar temprano para su sesión, la pareja encontró a Garrel en su oficina en una situación comprometida con su amante, una aventura de la que la esposa del terapeuta muerto no sabía nada. Mientras su equipo trabaja para identificar a la amante, Chloé le pide a Hyppolite que investigue los métodos detrás del asesinato y descubre que otros dos hombres habían sido asesinados en circunstancias similares en Bélgica. Para sorpresa de todos, los investigadores encuentran evidencia de que el asesino en serie es nada menos que una mujer que sufre de depresión posparto, pero a Chloé le cuesta creer la teoría.

Chloé hace una aparición especial en una serie de programas de radio nocturnos sobre psicología en la vida cotidiana. Entre los que llaman, que van desde los excéntricos a los totalmente locos, está una mujer que se presenta como Caroline. Con una voz temblorosa explica que le teme a su marido, que se está volviendo cada vez más violento. Mientras Chloé la anima a ir a la policía y hablar con los servicios sociales, de repente escuchamos la voz de un hombre detrás de ella. Caroline grita y deja caer el teléfono. Escuchamos el ruido de golpes y gritos, luego el silencio. Los medios de comunicación aprovechan este crimen público en vivo y lo utilizan como un símbolo de la lucha contra la violencia doméstica. Chloé convence al fiscal general de abrir una investigación y el equipo se apresura a hacer el mejor uso de la escasa evidencia que tienen para encontrar a Caroline, esperando que todavía esté viva. Pero, cuando una serie de extraños bloqueos entorpecen la investigación, no pueden evitar hacerse la incómoda pregunta: ¿existe realmente esta mujer?

La tensión es máxima en el equipo de Skela y Chloé. Dos niños, Quentin, de 10 años, y Manon, de cinco, han desaparecido de la habitación de hotel de sus padres. Claire y Bastien Laffont, de vacaciones con sus hijos en París, los habían dejado sin supervisión en la habitación durante unas horas, para salir a un almuerzo romántico juntos. La alerta de secuestro se envía con urgencia, especialmente cuando encuentran somníferos para niños en la habitación de otro cliente del hotel que se había registrado bajo una identidad falsa y se fue con gran prisa en el momento en que los niños desaparecieron. ¿Podría haber sido una captura premeditada para una banda de pedófilos? Aunque esa hipótesis sigue siendo creíble, Chloé intenta averiguar más sobre los hábitos de los padres, ya que las estadísticas muestran que los propios padres a menudo están vinculados al delito en casos de este tipo. Y, de hecho, los Laffont han mentido. Su supuesto almuerzo romántico fue en realidad una reunión para Bastien con uno de los mejores adictólogos de París. ¿Una drogodependencia que dio lugar a deudas por las que sus hijos han pagado el precio? ¿Una patología que puede haber puesto a sus hijos en peligro? ¿Es Bastien el único en la relación que tiene secretos innombrables que ocultar?