India, cuna del yoga

Viajamos a Delhi, una megalópolis de contrastes: espiritualidad y capitalismo, riqueza y miseria, tradición e innovación. Muchos de sus habitantes practican yoga, entre ellos, el primer ministro indio Narendra Modi. En la capital, vamos al encuentro de un periodista experto en la disciplina; visitamos los ashrams más antiguos de la ciudad, y descubrimos el sorprendente "yoga de la risa".

En el norte de la India, al pie del Himalaya, se halla la que es para muchos la meca del yoga. Rishikesh fue popularizada por los Beatles en los 60. Desde entonces, unos quince mil nuevos profesores de esta disciplina se forman cada año en sus áshrams.

En el estado de Uttar Pradesh, al noreste de la India, brilla la espléndida Varanasi (Benarés), una de las ciudades sagradas del hinduismo. Peregrinos y turistas se instalan en los peldaños de sus "ghats", escaleras de piedra del s. XVIII que desembocan en las aguas sagradas del Ganges.

En la región de Coimbatore, en Tamil Nadu, la Isha Yoga Foundation acoge a miles de yoguis cada año. Al frente de esta organización sin ánimo de lucro se halla su fundador Jaggi Vasudev o “Sadhguru”, un místico indio muy popular en internet y que encabeza la lista de los libros más vendidos de The New York Times.

En la década de los 60, un grupo de utopistas seguidores del místico Sri Aurobindo (1872-1950) fundó en las afueras de Pondicherry (Tamil Nadu) una comunidad alternativa basada en la autarquía y la solidaridad. Auroville, creada siguiendo las visiones de Mirra Alfassa o “la Madre”, tenía como objeto experimentar con un modelo de sociedad ideal pacífico. Hoy, la meditación, el yoga y un arte marcial llamado "Kalaripayattu" forman parte esencial del día a día de sus 2 500 habitantes.