Encarcelados en el extranjero

Cuando Sarah Jackson vio que no sería capaz de pagar sus deudas, un prestamista le ofreció una solución: si traía dos maletas de cocaína de Perú, le perdonaría la deuda. Para evitar sospechas en el viaje, invitó a Simon, un hombre de aspecto inocente y sin antecedentes que conoció en un bar. Sin embargo, Sarah nunca le informó de sus verdaderas intenciones. Pasaron unos días disfrutando de su visita a Perú, pero, el último día, Sarah recibió dos maletas nuevas que tenía que llevarse de vuelta. Todo fue muy bien hasta que las fuerzas del orden peruanas la detuvieron cuando le detectaron la droga, y tanto ella como Simon acabaron en la cárcel. Sarah confesó ser la única responsable y Simon mantuvo su inocencia, pero aun así él acabó entre rejas. Consiguió salir de la cárcel casi un año después, pero lleva sin poder abandonar Perú bastante más, hasta que el caso se solucione en los tribunales.

Greg Williams, supervisor en un hospital, ve cómo su vida se desmorona después de que una lesión lo aboque al desempleo y a divorciarse. Buscando un nuevo comienzo, decide hacerse misionero cristiano y se marcha al sur de Filipinas. Pero durante el trayecto hacia su destino, varios hombres armados tienden una emboscada al taxi en el que viaja. Le cubren la cabeza, lo golpean y lo suben a un barco. Ya en tierra, lo encadenan a un árbol y luego lo torturan brutalmente con una jeringa para ganado. Sus violentos captores, miembros del grupo islamista Abu Sayyaf, planean pedir un rescate a cambio de liberarlo. Greg urde un plan para fugarse, ya que teme que lo decapiten como han hecho con uno de los rehenes. Pero será el vínculo que forjará con uno de sus captores lo que le salve la vida.

"Era el único estadounidense de la cárcel y llevaba puesto un vestido, lo que probablemente no sea una buena combinación en una cárcel mexicana". Tras acabar el instituto, Jake va a México en autostop desde su hogar en la ciudad texana de Beaumont y comienza a vender marihuana para sacarse un dinero. Conoce a Steve, un turista de Houston que quiere comprarle un buen cargamento. Steve, paranoico, pensando que Jake lo podría timar, se lleva una pistola. El trato sale mal: llega la policía, Steve les dispara y Jake recibe un tiro en la pierna. Decide vestirse de mujer para escaparse de la ciudad, pero lo detienen y lo meten en la cárcel acusado de disparar a la policía. Mientras que Steve logró irse de rositas, a Jake lo presionan constantemente para que firme una confesión, y cada vez tiene peor la pierna.

Tras vivir en el extranjero más de una década, Chris Parnell planeó unas cortas vacaciones familiares en Indonesia antes de regresar a Australia. Sin embargo, un encuentro casual con un amigo de la familia en el aeropuerto de Bali bastó para que acabara en la cárcel con cargos de traficar con 12 kilos de hachís. Para evitar el juicio y la posible pena capital, simuló demencia y lo encerraron en un psiquiátrico. Allí, intentó fugarse, pero no lo consiguió y lo enviaron a la cárcel con cadena perpetua. Decidido a salir y demostrar su inocencia, trató de huir cuatro veces más, pero siempre lo capturaron. En total, acabó pasando 11 años preso, y fue declarado muerto tras la agresión de otros presos miembros de una banda. Sobrevivió milagrosamente y, al final, le ofrecieron el indulto presidencial y salió en 1996.

Cuando el joven Alex Silva, de 16 años, consiguió un trabajo en un taller de neumáticos, no se imaginaba el giro que iba a dar su vida al entablar amistad con algunos de los clientes habituales. Embelesado por su dinero y prendas de lujo, Alex se ganó su confianza y pronto se familiarizó con el tráfico de drogas. Comenzó a realizar viajes lejos de casa, pero cuando intentó introducir 15 kg de marihuana desde México, lo detuvieron y lo condenaron a prisión, donde tuvo que convivir con violadores y asesinos. Tras años de peleas en el patio de la cárcel e intentos de fuga, National Geographic muestra la transformación de este joven en un hombre preparado para una vida nueva.

Con la reciente decisión de Estados Unidos de aliviar las restricciones para viajar a Cuba, los norteamericanos que viajen a ese país deben tener presente la pesadilla de una mujer encarcelada en el extranjero. Cuando Kahlilah Saleem conoció a Roy, un reconocido productor musical, no imaginaba que su vida cambiaría para siempre. Tras unos meses de relación, Roy le propone viajar a Panamá para asistir a los carnavales, pero la abandona allí con ocho kilos de cocaína. Él regresa a Estados Unidos y le deja claro a Kahlilah que si quiere volver a ver a su hija, de 5 años, debe sacar la droga de Panamá. Pero no será un viaje sencillo. Primero, Kahlilah debe ir de Panamá a Costa Rica, y de ahí a Cuba. Entretanto conoce a Laura, una mochilera inglesa que, ironías de la vida, tiene el mismo itinerario de viaje que ella. Justo antes de tomar el último vuelo, Kahlilah descubre el secreto de Laura: también es una mula. Laura consigue subir al avión, pero Kahlilah ha de pagar el precio. A ella la registran.