Jeffries reabre un caso de 1963 en el que, cuando era niño, encontró el cuerpo de un niño afroamericano de 16 años que había planeado asistir a la Marcha de Martin Luther King en Washington.
Cuando una adolescente que acaba de recibir un trasplante de riñón de su padre llega a la sala de emergencias sintiendo mareos, Carter rastrea el problema hasta un nuevo medicamento que la chica estaba tomando.