Richard Anderson

Aún añorando el afecto de Anna María, Ricardo arma un plan atrevido para hacerse pasar por el Zorro, y que ella lo vea coquetear con otra mujer. Pero su plan no impresiona al comandante del Guerro, quien está tan cansado de que Ricardo lo humille públicamente con sus bromas, que lo condena a morir en la horca.

Anna María regresa a casa desde San Francisco con un nuevo pretendiente y amigo de Diego, Ricardo del Amo, pisándole los talones. Pero cuando Ricardo presiona a Anna María por su afecto, se da cuenta de que no solo conoce a Diego, sino que son amigos cercanos. Los celos de Ricardo lo llevan a tenderle una broma a Diego que hace que termine preso como ladrón de caballos, pero resulta contraproducente cuando intenta informarle a García de un plan para robar la nómina del ejército. Ricardo deberá intentar frustrar el robo solo. Eso es, claro, si es que no aparece el justiciero enmascarado.

Aunque Ricardo deba volver pronto a San Francisco, está resuelto a no dejar que el amor de Anna María por el Zorro se descontrole. Hace un trato con el gobernador para darle amnistía al Zorro si se desenmascara y le revela su identidad a Anna María. Tentado de poder dejar su vida doble como justiciero enmascarado, Diego piensa bien la oferta, hasta que interviene otro misterioso hombre enmascarado.

Para darle una dosis de su propia medicina a Ricardo, el Zorro le hace una broma. Reemplaza unos chocolates destinados para Anna María con pedazos de madera, y les marca su famosa "Z". Enfurecido, Ricardo declara públicamente que el Zorro es un cobarde y lo desafía a un duelo.