Jaime Walter llega al Museo Coconut después de ser expulsado del MoMa de Nueva York. En el museo va a conocer a Miss Coconut, la propietaria.

Jaime Walter aparca en una plaza para discapacitados y sale del coche cojeando, encontrándose fortuitamente con Julian Hinklimer e inventándose una tremebunda historia para justificarse.

Jaime Walter recibe por error un sillón destinado a una anciana con problemas de reúma y decide quedárselo, haciendo oídos sordos de las reclamaciones de la legítima propietaria.

Onofre y Emilio escuchan unos extraños ruidos en la pared que les llevan a explorar una parte del museo desconocida hasta entonces para ellos: la sala de embaladores

Jaime ofrece exponer en el museo a un sospechoso tipo que acaba de conocer en una noche de borrachera. Contra todo pronóstico la exposición es un éxito.

Una reportera está haciendo un documental sobre el Museo Coconut. Todos quieren quedar bien y salir mucho.