Alba, una niña de siete años, camina por un paseo marítimo cuando desaparece. La policía busca a la pequeña, que parece haber sido tragada por el mar. Yolanda, su madre, suplica por su búsqueda.

Manuela viaja por la noche con la niña a Madrid mientras ensaya lo que dirán a partir de ahora: que son madre e hija, y el nombre de la pequeña es Paloma. No obstante, su llegada a Madrid no va a ser fácil cuando Manuela descubra que le han robado la cartera con dinero y tarjetas.

Manuela se da por vencida en entregar a Paloma a las autoridades y considera que pedir ayuda a su familia podría ser la mejor opción. Manuela se reúne con Héctor, su ex novio, solo para descubrir que es policía. Héctor recuerda, con cierto resentimiento, el abandono de Manuela y su distancia inexplicable.

Maite descubre a la pequeña Paloma en la habitación del hotel, y Manuela miente, afirmando ser hija de un amigo. Todo se intensifica cuando Manuela recibe una citación judicial para testificar. Tiene que dejar a la niña sola en la habitación del hotel, instruyéndole que no se mueva. No obstante, su preocupación se eleva cuando regresa a la habitación y la niña no está ahí. ¿Dónde podría estar?

Después de admitir ante su familia que Paloma es su hija, Manuela les sigue mintiendo, alegando no saber quién es el padre. Este argumento aumenta la sospecha entre la familia León: ¿Y si es Héctor? Tenía una relación con Manuela alrededor de la misma época en que nacía la pequeña.

Manuela le revela a Olga que acaba de encontrar a su verdadera madre. ¿Por qué le han mentido todo este tiempo? ¿Qué están tratando de esconder de ella? Y por la noche, Olga confronta a su esposo sobre algo que sucedió en el pasado, algo de lo que él es responsable. ¿A qué verdad se refieren? En la comisaría, Héctor lee el reporte policiaco sobre Manuela.