El último bastión de Hitler

Antes del Desembarco del Día D, los paracaidistas de la 82va División Aerotransportada estadounidense quedan detrás de las líneas enemigas para capturar posiciones estratégicas. Una de estas posiciones se encuentra cerca de la ciudad de Ste Mere Eglise, donde las tropas aerotransportadas estadounidenses luchan contra las fuerzas nazis por el control de una cabeza de puente durante tres días, para evitar que los refuerzos alemanes lleguen a las playas.

En noviembre de 1944, la estrategia del Frente Amplio de Eisenhower es puesta a prueba por las fuertes lluvias y el espeso barro que cortan las líneas de suministro y dificultan los refuerzos, cuando las tropas británicas llegan a luchar en suelo alemán junto a las tropas estadounidenses para tomar la ciudad fortificada de Geilenkirchen, un bastión de la infame Línea Sigfrido de Hitler.

En abril de 1945, el teniente segundo Vernon J. Baker y un pelotón de soldados búfalo estadounidenses se adentran cinco kilómetros en territorio enemigo para acercarse a un castillo ocupado por los nazis en Italia, evitando campos de minas, destruyendo puestos de observación y capturando nidos de ametralladoras. Pero para llevar a cabo el asalto final, deben esperar refuerzos. El valor de estos soldados afroamericanos tardará más de cincuenta años en ser plenamente reconocido.

En agosto de 1944, los aliados se acercan a los restos del ejército alemán en Normandía: unos 100 000 soldados, sus armas y tanques para crear la Bolsa de Falaise. Pero mientras se aprietan, queda una pequeña brecha en la línea aliada que promete un escape. Un pequeño escuadrón de tanques canadiense debe defender la línea mientras la presión aumenta.

En diciembre de 1944, Hitler lanza su infame Operación Wacht am Rhein y sus tanques hacen una carrera desesperada hacia el puerto de Amberes en el inicio de lo que se conocería como la Batalla de las Ardenas. En respuesta, el 505vo Regimiento de Infantería Paracaidista estadounidense es enviado a las Ardenas para asegurar un puente crítico contra un grupo de batalla nazi y defenderlo a toda costa.

Tras desembarcar con el Regimiento franco-canadiense de la Chaudiere el Día D, un francotirador pierde la vista en un ojo durante la batalla por Caen, pero se niega a ser enviado a casa y se reincorpora a su regimiento. En abril de 1944, como los Chaudieres Leo Major se ofrece como voluntario para intentar establecer contacto con la resistencia holandesa en la ciudad de Zwolle, y logra liberar la ciudad sin la pérdida de vidas civiles.