¡Cosechamos plátanos! En Amantido, una isla tropical en América del Sur, el musculoso Banana Joe comercializa plátanos, pero un gánster local llamado Torsillo y sus matones tienen echado el ojo a su propiedad y tratan de hacerse con ella. Banana Joe, que suministra bananas a la gente de las comunidades cercanas, no permitirá que Torsillo se haga con su negocio ni que monte un casino y someta a Amantido. Pero necesita un permiso para operar su barco, por lo que va a la gran ciudad por primera vez para cumplir con esta formalidad aparentemente simple. Pero Joe es un hombre sencillo y analfabeto que ignora las reglas de la sociedad moderna, que no tiene apellido, ni carné de identidad, ni permiso de trabajo, ni una licencia de venta. La película tiene muchos momentos cómicos: en busca de su permiso especial para la venta de plátanos, Joe tiene que obtener su certificado de nacimiento en el arzobispado y luego ir al mostrador 2 de la Oficina de Registro para obtener su DNI, y luego de nuevo al mostrador 16 de la misma oficina. Todo para descubrir, al final, que lo que tiene que hacer es alistarse en el ejército. Antes de completar su servicio militar, Joe abandona el ejército y se le sentencia a prisión por varios cargos: deserción, propagación de la discordia, insulto a un oficial, allanamiento de morada y resistencia al arresto. El punto de inflexión tiene lugar en prisión, donde Joe conoce a un estafador de Nápoles llamado Manuel, cuyas habilidades de persuasión y conexiones ayudan a Joe a obtener su anhelado permiso comercial. La suerte de Joe finalmente cambia para mejor: escapa de la prisión y regresa a Amantido con Manuel, justo a tiempo para desmantelar el casino. Y cuando llega la policía, el presidente le concede la amnistía y arrestan al gánster local, Torsillo.