Frankie tiene problemas laborales en el concesionario porque no ha conseguido vender ni un coche.
Frankie ve a unos niños que parecen los hermanos perfectos e intenta que sus hijos dejen de pelearse y se muestren cariño.
Brick está harto de acompañar a Frankie a hacer los recados durante el fin de semana y le ruega que le deje quedarse solo en casa.
Frankie sueña con un día de Acción de Gracias idílico, pero el Sr. Ehlert obliga a sus empleados a trabajar el día festivo.
Frankie está muy emocionada por la fiesta de Halloween del barrio y anima a Mike a disfrazarse, pero a él no le parece divertido.