Las redes sociales fomentan entre los adolescentes la idea de una imagen perfecta creando una 'patología de la belleza', una dependencia del 'like' y la sexualización de menores en un intento desesperado por lograr repercusión. En muchos casos, los jóvenes odian su cuerpo y se producen trastornos alimenticios, depresión, vigorexia o abuso de las cirugías y tratamientos estéticos.

Las pantallas causan pérdida de control de la realidad en los adolescentes. El exceso de contenido online hace que descuiden tareas básicas como comer o dormir. Genera problemas como falta de empatía, hiperactividad y violencia. Esta adicción, no regulada legalmente, requiere límites desde el hogar para evitar consecuencias negativas en los jóvenes.

El abuso de pantallas provoca falta de sueño en los adolescentes, lo que puede desencadenar depresión y fracaso escolar. Los padres deben reducir el uso de pantallas y establecer límites desde pequeños. Las políticas públicas, la concienciación y la prohibición de móviles en colegios son clave, pero se necesitan más recursos y un cambio en la legislación para regular el contenido online