Historias de UPA Next

La Escuela está siendo remodelada, con aulas ocultas, algún andamio, botes de pintura por el suelo… Carmen anuncia a Silvia que se va a retirar este año, y que tiene una oferta para convertir el local en un Banco o en un Supermercado. Silvia se niega, no puede dejar que eso se pierda… Carmen propone a Silvia que coja el testigo de la escuela y se convierta en la nueva directora; ella es perfecta, la única que puede hacerlo. Silvia parece resistirse, pero acepta.

Tras calmarse los nervios frente al espejo del baño, Sira se sienta a tomar un café con Luiso. La chica le explica que necesita un cambio tras la ruptura con su pareja, las cosas no iban bien entre ellas. Sira busca estabilizarse, incluso tener hijos. Luiso le anima a aceptar y dar el paso. En ese momento llega Silvia, ya como la nueva directora de la escuela de Carmen Arranz. Luiso le presenta a Sira, confirmando ahora que se trata de una entrevista de trabajo. Sira termina aceptando la oferta tras escuchar las palabras de Silvia y espera estar a la altura. Los tres brindan, Silvia y Sira se miran con una mirada sonriente…

Trastero de tienda otaku, Tara se graba un video, se coloca su ropa otaku. Se maquilla, se hace unas coletas, se va trasformando en su propio personaje, toque sexy y divertido. En la calle, Lala pinta con pintura en spray y mucha agilidad un grafitti en el muro de un local vacío. Va vestida de forma urbana, a lo lejos se oyen las sirenas de la policía. Lala sale corriendo, se esconde en la tienda de Tara. Allí Tara y Lala se encuentran. Tara le ayuda para que no le descubra la policía y luego le explica que trabaja para sacarse algo de dinero y pagar la matrícula de Carmen Arranz, una escuela de baile; ella rapea en la trap house... Las dos conectan en seguida y Lala le pide a Tara que le cante algo y, entonces, la luz se convierte en estroboscópica; Lala observa a Tara moverse, embelesada, hipnotizada por su voz… hasta que sale de la ensoñación, se despide y se marcha nerviosa. En la calle, Lala saca su móvil y busca en la web información de la Escuela Carmen Arranz.

Darío guapo, pinta de pijito, canta un tema con su guitarra en una pequeña plaza. Suena muy lánguido, sin gracia, la gente no le hace ni caso. Se acerca Suso, su jefe quiere que se marche a la acera de enfrente, le está espantando la clientela. Suso le explica que necesita soltarse un poco y darse vidilla. Suso chasquea sus dedos mientras hace ruidos con la boca para darle al tema un ritmo más swing. Y se pone al bailar, lo hace increíble, moviéndose con mucha gracia y soltura. Darío le propone que baile con él mientras toca. Darío empieza tocar la guitara, con un ritmo animado, y asistimos a un montaje musical con varios temas. Suso se viene arriba y su baile se vuelve más agresivo. Ensimismados, no se dan cuenta que un grupo de gente se les ha ido reuniendo hasta que rompe a aplaudir; la funda de la guitarra tiene dinero por primera vez. Luiso se acerca, los ha visto también y les dice que aún falta para que sean profesionales, les da una tarjeta: se avecinan las pruebas de acceso para la escuela de Carmen Arranz. Suso y Darío la cogen, pero se dicen que ninguno acudirá. El día de las pruebas, en la puerta de la escuela, Suso está en la fila, y a pocos metros está Darío con su guitarra al hombro. Ambos se sonríen y se desean suerte