Las Tres Mellizas

Alí Baba es un feliz pintor de minaretes, que no se preocupa por el dinero. Sin embargo, las Tres Mellizas le convencen para acabar la trama de la historia. Mientras los cuarenta ladrones miran una carrera de camellos en la televisión, Alí Baba y las Tres Mellizas registran su cueva.

La malvada madrastra de Blancanienves, ofrece una tarta de manzana recién horneada y envenenada a las Tres Mellizas. Sólo Elena, quien siempre está hambrienta, toma un pedazo y cae dormida. Ana y Teresa saben que tienen que encontrar al príncipe para poder romper el hechizo.

En un pueblo lleno de ratas Las Tres Mellizas encuentran a un flautista. Juntos van a visitar a Rey que es un niño, también. Hacen un trato que consiste en que si logra echar a las ratas del pueblo les recompensará con un saco de oro. Pero no será tan fácil con los trucos de la Bruja Aburrida.

Las Tres Mellizas, Pulgarcito y sus hermanos caen en una trampa que los transportan al castillo del gigante, pero dos de las hermanas se las ingenian para escapar. Las niñas logran robar las botas de siete leguas y escapar de las garras del gigante y descubren que su castillo tiene un mecanismo que pude hacerlo volar por los aires.

La Bruja aburrida intenta hacer magia con el ordenador, pero no sabe controlarlo y hace que las Tres Mellizas desaparezcan sin saber a qué historia las ha mandado. Las niñas se unen al Soldadito de Plomo para viajar al fondo del mar, y acabar en el estómago de un pez, donde encuentran a una bailarina que es el verdadero amor del Soldadito de Plomo.

Cenicienta está muy atareada cuando aparecen las Tres Mellizas en el castillo. El príncipe lo tiene hipotecado y además piensa casarse con una de las hermanastras de Cenicienta. Las niñas lo impiden ayudándola a organizar una fiesta y lograr que el príncipe se fije en ella.