La familia Pérez-Gil da una fiesta de inauguración de su casa a la que invitan a sus vecinos iniciando así una relación no bien vista por el conde.
La situación económica en la casa del conde es de creciente precariedad y pide la colaboración de sus hijos. Fernanda se desespera buscando trabajo.
La urbanización de Soto Alto organiza una subasta con fines benéficos. Fernanda cede una caja de plata sin saber el valor que tiene para su padre.
Ramón, Pelayo y otros sufren un fuerte resfriado. El susto viene después, al enterarse que han tomado, por equivocación, pastillas anticonceptivas.
Ramón recibe a las hermanas Castro de Uría, propietarias de un terreno idóneo para construir una urbanización de lujo. Pelayo intenta convencerlas.
Josefina, ante el cambio de vida de Ramón, cree que la está engañando y lo echa de casa. Ramón, sin entender nada, se refugia en casa de Pelayo.