Tres primos se mudan a la misma casa tras la muerte de su tío. En su primer día de convivencia, pedir comida a domicilio parece una misión imposible.
Los primos de la calle Ramón y Cajal viven una situación de pánico absoluto. ¿Conseguirán mantener la calma? ¡¡Pues claro que no!!
Un amable señor acude a la casa de Ramón y Cajal para pedir ayuda para los niños necesitados y nuestros primos le confunden con un vendedor de móviles.
Dos de los primos descubren la desagradable sorpresa de que a su difunto tío le quedaron pendientes algunos asuntos sin resolver en el mundo de los vivos. Cuando intentan comunicárselo al primo que falta, la puerta de su habitación supone un muro infranqueable.
Parece que los primos han estado compartiendo mucho más que el piso. Los tres se pelean por un bien muy preciado: ¡el cepillo naranja!
Internet dice que hoy es el cumpleaños de uno de los primos, así que, ¿qué mejor manera de celebrarlo que con una fiesta sorpresa? Eso sí, no vale cualquier cosa: ¡hay que organizar un guateque ochentero!