Adolfo Marsillach tratará de hacer una anatomía crítica de nuestro teatro.

El autor ha terminado su obra y se la ha leído a un grupo reducido de amigos íntimos que estoicamente soportan la tortura.

Al cabo de los años, tras haber perdido toda esperanza, el autor es citado por un empresario que está dispuesto a estrenar su obra.

Nuevamente se enfrenta el autor con el director. El primero está lleno de dudas y con una extraña sensación de culpabilidad.

Llega el día de la lectura de la obra. El autor, cómo no, es impuntual.

El autor es entrevistado por un redactor deportivo que hace sus pinitos en el mundo del teatro.