Cuando Danny solo era un bebé, su padre compró una casa en medio de la nada y lo encerró dentro, diciéndole que el exterior estaba lleno de monstruos.

Danny se da cuenta en el incómodo y poco concurrido funeral de que puede que la gente no quisiera a su padre como él lo quería.

Aaron está consternado cuando Sue insiste en que lleve a Danny a ver el fútbol con sus nuevos amigos.

Tras regresar a la Granja Mead para saldar su deuda, Danny se embarca en un aventura para intentar saber más sobre el "monstruo" que mató a su madre.

En una fiesta en la granja, Danny y Aaron bailan, toman setas y se lo pasan en grande. Pero Danny se enfrenta a una visión monstruosa de su padre.

Aaron está furioso con Danny por arruinar sus oportunidades con Daisy y Danny se está desmoronando poco a poco.