Los concursantes están cada vez más activos e intentan jugar sus cartas ganadoras, y Bully sorprende al grupo con un desternillante dueto musical para consternación de todos, que en otras circunstancias, lo habrían disfrutado.
Aún quedan siete concursantes para hacerse con la victoria. El ritmo es vertiginoso y no habrá una segunda oportunidad para los músculos faciales. Una tertulia política, una ceremonia de entrega de premios y una confesión resultan ser divertidas.
Cuanto más tiempo pasa, más autocontrol es necesario, y esto no es sencillo para todos. Para provocar la carcajada ajena, cualquier medio está justificado, ya sea un talento inesperado, una extraña reunión familiar y cualquier otra cosa hilarante.
Algunos concursantes confían en su talento, mientras que otros buscan desesperadamente ayuda exterior. El grupo se ve sorprendido por las estrellas alemanas e internacionales que acuden al programa. Nadie podía haber previsto esto.
A algunos veteranos del concurso se les unen nuevos invitados cómicos, presentadores de televisión y actores. Gracias a una nueva regla, Bully les da a sus invitados la oportunidad de buscar la ayuda.