Nasser Memarzia

Barry se está adaptando a la vida en la aldea, donde es aceptado como uno de los suyos. Molly continúa recurriendo a su fe en busca de consuelo y sanación, con la ayuda de su nuevo amigo, el hermano de un viejo amigo universitario. Pero Sammy lucha con sus emociones, que incluyen sentimientos y pensamientos de que su padre no lo quería. Sin embargo, cuando Sammy se entera de su herencia, la situación se calma, hasta que descubre que para recibirla, debe regresar a Abuddin para luchar en los tribunales por su derecho a heredar. Sin embargo, Emma se siente devastada cuando descubre que no está incluida en la herencia. Mientras tanto, la familia real da su propia versión de los ataques químicos perpetrados por Rashid y su movimiento. Jamal no ordenó el ataque, pero Tariq pensó que usar el gas era una orden implícita. Jamal recurre a los noticieros de televisión para contarle al mundo su inocencia y culpar a Rashid, mientras que Leila busca minimizar los daños para tratar de mantener viva su visión de Abuddin. Pero los ciudadanos de Abuddin no se convencen fácilmente, e incluso los intentos de Ahmed son impotentes. Para aumentar el caos, Jamal descubre que tiene un hijo que nunca conoció, un Rashid. Pero cuando Jamal conoce a este hijo, descubre el potencial de un heredero al trono que podría devolverle la esperanza para el futuro de su país.

Para recibir su herencia, Sammy debe arriesgarse a viajar de regreso a Abuddin. Molly intenta, sin éxito, disuadirlo de regresar al peligro. Jamal descubre que tiene un hijo que no conocía: Rami Said, un hombre honorable y exitoso y pacificador de la ONU. Desde el contacto inicial, Jamal reconoce su potencial como un fuerte heredero al trono, especialmente en comparación con la ineptitud de Ahmed, para disgusto de Leila. Pero el ya decepcionante Ahmed sigue teniendo un bajo rendimiento, mientras que los éxitos de Rami siguen brillando. Rashid vuelve a contactar con un antiguo compañero de clase, Abu Omar, cuya vena de radicalismo podría traer otra fase de conflicto al movimiento, pero Samira lo ve como una ventaja. Barry está decidido a quedarse en la aldea beduina, y promete a Daliyah que cuidará de su hijo mientras sus viajes la llevan a una prolongada misión.

Ihab Rashid hace la vista gorda ante el horror de los métodos de Abu Omar y el ejército del califato cuando regresa a Abuddin en busca de venganza contra los Al-Fayeed. Mientras tanto, Jamal se siente frustrado por la incapacidad de Tariq de apaciguar la situación en Ma'an con el fin de recuperar el control de la región. Barry se encuentra con Jill, la esposa nacida en Estados Unidos de uno de los oficiales del califato. Como teme que su identidad esté a punto de ser revelada, huye con ella para resguardarse en el Líbano. En su viaje, Jill confronta a Barry por huir de quien es. Barry está de acuerdo, pero no tiene idea de cómo salir de su dilema. En medio de la confusión, Molly y Sammy llegan y descubren que Abuddin está en medio de una crisis. Después de hablar con Abdul, Sammy comienza a ver la gravedad de la situación y el efecto devastador que está teniendo en la gente de Abuddin.

Abuddin ahora está invadido completamente por el califato, por lo que Jamal recurre a los chinos en busca de ayuda, pero los delegados chinos no quieren participar en una guerra civil. Jamal culpa al general por ser el catalizador que inició todos los disturbios y canaliza toda su ira hacia él con profunda frustración. Después de su sesión judicial para reclamar su herencia, Sammy llama a Ahmed cuando no puede localizar a Abdul, solo para descubrir que Abdul es prisionero del califato. Barry regresa a la aldea y la encuentra sitiada por el Califato, y encuentra a Ahmos tratando de asegurar la liberación de su esposa. Ahmos le ruega a Barry que lo ayude, pero el intento sale mal, lo que provoca otra derrota para Barry. Esto se convierte en el catalizador que impulsa la decisión de Barry de asumir el papel de líder del movimiento de resistencia. Amira continúa presionando para que traigan a Rami para ayudar al ver a Jamal cada vez más incompetente como gobernante.