Marlo no ha resultado ser tan astuto, aunque cree que solucionó un problema que Stringer nunca resolvió.
Gracias a Colvin, el equipo del Tte. Daniels definirá su blanco, mientras el Alcalde y el comisionado Burrels hallan su propio objetivo.
En Hamsterdam el negocio prospera, aunque no todo marcha según las reglas. Carcetti sigue atacando al Alcalde.
La presión sobre los jefes del departamento de policía continúa. Los problemas de Stringer se triplican: la policía escucha sus llamadas.
Avon planea la forma de recuperar las esquinas. La policía comienza a perder el control de la zona libre. Carcetti desacredita al Alcalde.