Diciembre 2001

El 20 de diciembre de 2001 marca el fin precipitado de un gobierno y una jornada trágica de represión policial que dejó más de 39 muertos. Pero ¿cómo se gestó la crisis? En marzo de 2001 y después de 14 meses de un gobierno en deterioro, el presidente Fernando de la Rúa decide nombrar a Ricardo López Murphy como ministro de Economía. Pero la inestabilidad política y económica y el rechazo de la mayoría de los sectores al nuevo ministro hacen que el gobierno busque nuevas alianzas. Y mientras trabajan en un acuerdo de Unidad Nacional con el peronismo, se pone en marcha un plan para volver a traer al gobierno a un viejo opositor, Domingo Cavallo.

Mientras el descontento y la protesta aumentan, Cavallo asume la dirección de la economía con acuerdo de la mayoría de los sectores del arco político. Pero el atentado a las Torres Gemelas dificulta el apoyo del FMI, en el que se basa todo el plan económico del recién asumido ministro. El fantasma de la devaluación suena cada vez más fuerte entre la gente. Las elecciones de octubre son un mazazo a las aspiraciones del gobierno a recuperar el timón. El peronismo y el voto en blanco se disputan el triunfo, y la cuenta regresiva se acelera. Duhalde parece fortalecerse y aunque una parte del gobierno lo investiga por supuesta corrupción en el Banco Provincia, De la Rúa sigue apostando a un posible cogobierno.

Con el triunfo electoral del peronismo, Duhalde teje nuevas alianzas, comienza a armar un bloque opositor y se reúne con enviados del FMI, mientras espera paciente su momento. A pesar de los fracasos económicos y de que el jefe de gabinete, el expresidente Alfonsín y lideres sindicales, entre otros, piden su renuncia, De la Rúa sigue confiando en Cavallo. Un golpe letal amenaza al gobierno. El "corralito", la medida que decreta la retención de los depósitos bancarios y que limita severamente retirar dinero en efectivo, pretende evitar la fuga de divisas, pero enciende la indignación popular y el desastre económico es inminente.

Después del "corralito", personas de todas las clases sociales salen a las calles. Los ahorristas reclaman mediante cacerolazos y se desata una ola de saqueos. Para frenar la protesta, el presidente declara el estado de sitio, pero eso no hace más que acrecentar el descontento. La noche del 19 de diciembre no termina nunca. La gente sale a llenar plazas y calles al grito de "que se vayan todos" a lo largo y ancho del país. Peronistas y operadores del gobierno se reúnen en la madrugada para forzar la renuncia de Cavallo, con la promesa de intentar negociar una salida de la crisis y conformar un nuevo gabinete.

La crisis argentina toca su pico el día 20 de diciembre. Las fuerzas reprimen con violencia las protestas, tienen la orden de limpiar la Plaza de Mayo y detener indiscriminadamente. El peronismo se niega al llamado del gobierno de unidad nacional y la única alternativa del presidente parece ser la renuncia. A las 20 horas del 20 de diciembre, Fernando de la Rúa deja su cargo, a poco más de la mitad de su mandato, en un país arrasado por la crisis económica y las muertes causadas por la represión. Con la salida del gobierno, es el tiempo de elegir un sucesor.

El peronismo se alza con la suma de poder frente a la descomposición de la Alianza y se desatan las internas para definir la transición. Asume interinamente el presidente del Senado, mientras el peronismo dirime si convocar a elecciones anticipadas o se completa el mandato. En un hecho inédito, Argentina tendrá cinco presidentes en 11 días. El 2 de enero de 2002, Eduardo Duhalde asume la presidencia con una promesa que quedaría incumplida: "el que depositó dólares, retirará dólares; el que depositó pesos, recibirá pesos".