Uvanga

Anna está nerviosa cuando llega con Tomas, su hijo de 14 años, a la pequeña y cerrada comunidad de Igloolik en el ártico canadiense. Anna había tenido un corto romance con el padre inuk de Tomas cuando trabajó en Igloolik, pero Tomas nació y fue criado en Montreal, la ciudad natal de su madre, y nunca tuvo mayor conocimiento de sus orígenes. Tomas es brillante, fuerte y siente curiosidad por la cultura de su padre. Para su madre y la familia inuit, la felicidad de su regreso a casa se mezcla con las memorias de un breve y doloroso capítulo de su historia conjunta. Durante el curso de dos semanas, que parecen combinarse en un solo largo día bajo el sol de medianoche, Anna y Tomas luchan por reconectarse con la familia que ya no pueden ignorar.