C.H.U.E.C.O.

Juan es un padre viudo con tres hijos: Delfina, Martín y Vicente. Con ellos también vive Amanda, el ama de llaves y “madre postiza” de los niños. Juan no puede mantener el nivel de vida de la familia y se encuentra al borde de la ruina. La solución a sus problemas llega cuando Juan recibe una herencia millonaria de su tío, dinero que sólo recibirá a cambio de cuidar a Chueco, un chimpancé que esconde un gran secreto: ¡tiene la capacidad de hablar! Tras superar el shock, Juan recibe la visita del profesor Macarato, un antiguo colaborador de su tío, que viene a ofrecerle el doble de dinero para llevarse a Chueco. Al darse cuenta de las sospechosas intenciones del profesor, Juan finalmente rechaza la oferta y Macarato, furioso, promete volver.

Chueco convence a Juan para llevarlo al cine disfrazado de abuelo para ver “Código Simio”, una película sobre monos en el espacio. Pero Chueco se aburre pronto y va de sala en sala provocando el malestar del público con sus gritos y comentarios en voz alta. Cuando el encargado del cine descubre que Chueco en realidad es un chimpancé disfrazado, amenaza con echar a la familia y prohibirles el ingreso del cine de por vida. Entonces Chueco traza un plan para que el encargado crea que el simio es uno de los actores de la película “Código Simio” y, disfrazado de astronauta, causa fascinación entre el público. Chueco queda encantado con la atención y termina ablandando al implacable encargado.

Los Gustozzi reciben la visita de la directora de la Sociedad Protectora de Animales para comprobar que Chueco está siendo bien atendido por la familia. Pero al ser testigo de que a Chueco lo tratan como a una persona, les advierte que, o Chueco empieza a comportarse como el animal que es, o se lo va a tener que llevar a un santuario. La familia, por temor a perderlo, obliga a Chueco a comportarse como un chimpancé: tiene que comer en el suelo y hacer sus necesidades en un arenero. Chueco queda tan disgustado que, cuando la directora visita a la familia de nuevo para ver su progreso, el comportamiento del simio es más salvaje que nunca, provocando que la directora salga espantada de la casa, con la intención de no volver nunca más.

Chueco pone todo su empeño en que “Los desquiciados”, el grupo musical de Delfina, participe en un concurso de bandas de rock. Y es que el premio es ¡un viaje a África! De esta manera, se convierte en Dr. Simius, el nuevo representante. Usando el teléfono de Amanda y actuando como un ejecutivo dinámico y agresivo, Chueco liará a unos y otros, inscribiendo a la banda en concursos, anuncios y otros asuntos de dudosa fiabilidad. Todo con tal de conseguir el ansiado viaje al país de sus ancestros. Pero, como es de esperar, todo se termina complicando y Chueco acaba descubriendo que el concurso no es lo que él pensaba. Ha llevado su juego como representante demasiado lejos, poniendo en peligro el futuro del grupo.

Chueco, cansado de no tener vida social, convence a Juan para que haga de anfitrión en una partida de póker que organiza Gustavo. Los amigos del actor resultan ser hombres recios con los que Juan no encaja por mucho que lo intente y, tratando de ganar la partida acaba perdiendo su bien más preciado, el piano. Chueco, decidido a que Juan lo recupere, intenta enseñarle el arte de las cartas y el engaño. Pero Juan no sabe jugar y mucho menos mentir. Así que no hay más remedio que aplicar un plan que nunca falla: hacer trampa. Todo parece funcionar, hasta que el tipo más rudo de la mesa los descubre. La situación se pone fea, pero Juan consigue aplicar las enseñanzas de Chueco demostrando que es un maestro del timo.

Juan recibe una maravillosa oferta para hacer una gira internacional con una gran estrella pianista. Sólo hay un problema: sus hijos se quedarán solos. Es entonces cuando misteriosamente aparecen los abuelos maternos con la solución, planteando que se harán cargo de la familia y los llevarán a su enorme rancho en Chihuahua. Chueco está encantado, hasta que le dejan en claro que él vivirá con el resto de los animales. ¡Vivir entre bestias salvajes, eso jamás! Chueco comienza un elaborado plan para frenar esta locura, pero nada funciona, los chicos están encantados con la idea de vivir en el rancho mientras Juan cumple su sueño. Todo parece perdido cuando el simio descubre que los abuelos traman una maquiavélica idea.