Anthony Caruso

El comandante Ortega y el magistrado Galindo intentan ahuyentar al Zorro, esta vez declarando que lo han capturado. Aterrados por la impaciencia que perciben de parte del Águila, proclaman que colgarán al enmascarado en un foro público, y colocarán lanceros a su alrededor para atacar a quien se atreva a rescatarlo. Cuando Diego ve a uno de sus propios vaqueros cayendo en la trampa, no le queda más remedio que transformarse en el Zorro.

Don Alejandro está feliz de recibir una carta de Monterrey que dice que un hombre bueno y honesto, Juan Ortega, asumirá el cargo de comandante de Los Ángeles. Pero en cuanto llega, está claro que no es el caballero honorable del que habían oído. Cuando Diego hiere el orgullo del magistrado durante un banquete, él le pide a Ortega que meta preso a un amigo de la familia, y Diego, nuevamente, debe fingir ser un inútil pusilánime al pedir por su liberación, mientras planea atacar como el campeón justiciero enmascarado.

Se les acaba el tiempo a Galindo y a Ortega. Pronto llegará otro barco de Monterrey en el que vendrá alguien que identifique a Ortega como el impostor que tomó el lugar del comandante asesinado. Cuando Bernardo ve que Ortega evita desesperadamente a la novia de la juventud de Diego en la taberna, sigue a Ortega a la oficina del magistrado donde oye que ella puede identificarlo y que deben librarse de ella a toda costa.