En MurderRX, Diana Adams busca un nuevo comienzo en un pequeño pueblo con su hija Lacey, pero se encuentra en un “suburbio equivocado” donde el médico local reparte opioides “como caramelos” y los residentes actúan de manera extraña. Cuando unas muertes sospechosas revelan una red de tráfico de personas, Diana debe salvar a su familia antes de que el sheriff corrupto la silencie. Los críticos están divididos: algunos lo ven como “una mirada conmovedora a la crisis de los opiáceos”; Otros califican la película de “peor que un telefilm de tarde” y de “desastre de guión”, pero admiten que el resultado es “hilarante” porque es muy exagerado. La actuación de Naomi Grossman recibe elogios, pero todo parece una telenovela y está llena de pistas falsas. La película oscila entre el drama social y el suspenso de mala calidad, complaciendo a quienes disfrutan de producciones “tan malas que son entretenidas”.