En esta segunda entrega del éxito de taquilla de 1986, el creador del robot Johnny Five, Ben (Fisher Stevens), se muda a Nueva York para vender versiones de juguete en miniatura de Johnny Five en las esquinas. A Sandy (Cynthia Gibb), la encargada de comprar juguetes para una importante tienda metropolitana, le llama la atención el trabajo de Ben. Sandy se encuentra presionada por encontrar un nuevo juguete para marcar tendencia, y le ofrece a Ben $50.000 si es capaz de producir 1.000 robots de los suyos para el 15 de octubre. Ben y su nuevo amigo, el buscavidas callejero Fred (Michael McKean), hacen un trato y, cuando Johnny Five llega a colaborar y se vuelve una fábrica de un solo hombre, sus preocupaciones parecen acabar. Pero no solo confunden a Johnny con escultura moderna mala y las pandillas callejeras lo acosan, sino que sus talentos robóticos son buscados por delincuentes que quieren transformar a Johnny en una máquina del crimen de vanguardia.