Después de que Carrie logra convencer a Quinn de que no detone la bomba que habría matado a Haqqani, sabiendo que era imposible que Quinn sobreviviera, Carrie le pierde el rastro por completo y no tiene idea de dónde se encuentra Quinn. De vuelta en Estados Unidos, Carrie quiere dejar atrás lo sucedido en Pakistán y centrarse en recuperar la relación con su hija Franny y en ayudar a Maggie a preparar el funeral de su padre.
Tras el asedio de Haqqani en la embajada de Estados Unidos en Islamabad, el gobierno estadounidense rompe relaciones diplomáticas con Pakistán debido a la complicidad del ISI en el ataque. En consecuencia, todo el personal sobreviviente de la embajada regresará a Estados Unidos, y el futuro del embajador Boyd, Lockhart y Carrie es incierto.
Carrie se arriesga a forjar una delicada alianza con su homólogo en el hermético Interservicio de Inteligencia (ISI) de Pakistán. Fara no logra reclutar a un informante clave, lo que obliga a Carrie a intervenir. Aún consternado por los acontecimientos en Islamabad, Quinn se concentra en una posible pista.
Otto Düring visita el campo de Beirut para anunciar que su fundación lo financiará generosamente para los refugiados sirios ingresantes. A pesar de la invitación del consejo del Hezbolá, Carrie apenas puede evitar que hagan volar su auto. Arrestan al comandante local culpable, y muere torturado sin traicionar al enemigo, pero Carrie era el objetivo, no Otto.
Saul culpa al jefe de estación de Berlín, pero arregla con Adal que Washington “sacrifique” en cambio al embajador de EE. UU. Cuando Jonas va corriendo a su casa sabiendo que su hijo ha desaparecido, Quinn interviene, pero Carrie le dispara.