El detective Jimmy McNulty asiste al juicio de D'Angelo Barksdale, miembro de una banda de traficantes, que ha sido acusado de homicidio.
El cadáver ensangrentado de Brandon es descubierto accidentalmente, cerca de la casa de Poot y Wallace.
Greggs, Carver, Herc y Sydnor dan un duro golpe a los negocios de los Barksdale. Avon interpela a D'Angelo acerca de las irregularidades.
Las torres son demolidas, pero para Stringer Bell el futuro del negocio no tiene que ver con el territorio, sino con el producto.
Siguiendo la pista al dinero de los Barksdale, Sydnor y Prez se encuentran con una larga suma de contribuciones políticas.