Santa regresa a la casa de su padre Antonio para atender la cena anual de rememoración de Dulce, su madre fallecida. Comienza a ayudar en el restaurante de la familia y se da cuenta que Antonio habla con un árbol que Dulce sembró.

Las hermanas confrontan a Antonio quien acepta que no ha sabido manejar las finanzas del restaurante, pues era Dulce quien se encargaba de ello. Santa diseña un nuevo menú para la cafetería para modernizarla.

Las hijas recuerdan con nostalgia a su madre Dulce y sus enseñanzas. Antonio se reúne con Marta, la contadora, para encontrar una solución para los problemas financieros de la cafetería. Descubren recetas escritas por Dulce guardadas en una alacena.

El inesperado libro de recetas hace que Santa tenga una epifanía y le propone a su padre volver a cambiar el menú. Antonio se opone, pero finalmente acepta. Un inspector sanitario los obliga a cerrar el restaurante por siete días.

Francisco regresa con dinero por el libro de recetas de Dulce. Es suficiente para poder negarse a vender el restaurante, salvarlo de la quiebra y pagar las deudas de Antonio. El restaurante es todo un éxito y la familia más unida que nunca.