LIGHT & MAGIC
Pandilla de marginados
T1 E1:
En 1975, George Lucas tiene un problema; imagina su nueva película como una ópera espacial, llena de movimiento y velocidad. Pero sin compañías de efectos especiales en Hollywood capaces de realizar su visión, su única opción es fundar una. Entra John Dysktra, camarógrafo experto, maquinista, motociclista, piloto. Dykstra reúne un inusual equipo de artistas, constructores y soñadores para unirse a la recién formada Industrial Light and Magic. Tras instalarse en un depósito vacío en Van Nuys, Dykstra llama al camarógrafo Richard Edlund, cuyo colorido currículum incluye la marina, fotografía de Rock and Roll, operador de tranvía y la invención de un popular amplificador para guitarra. Mientras tanto, una oferta de trabajo para una “película espacial” capta la atención de un artista llamado Joe Johnston, desesperado por acortar su tiempo de traslado. La oferta de seis semanas para hacer storyboards solo se complica por el hecho de que Joe no sabe qué es un storyboard. El proyecto de ciencia ficción en Van Nuys también atrae el interés de los jóvenes entusiastas en efectos visuales: Dennis Muren, Ken Ralston y Phil Tippet. Admiradores de Ray Harryhausen, los tres hacían películas desde la niñez. Tras leer el guion de “The Star Wars”, Ralston se maravilla ante la oportunidad, pero Muren cree que “es algo imposible”. Esta “caterva de personas de efectos especiales”, como George la describe, demostrará ser apta para la tarea. “Quería un grupo de personas que no supieran qué era lo imposible”, dice Joe Johnston. Bajo el liderazgo de John Dysktra, el equipo crea un complejo sistema de control de movimiento para permitir que la cámara repita movimientos. Un prototipo había sido usado en una serie de experimentos en la Universidad de Berkeley, en los que Dykstra participó. Con el paso de los meses, el equipo trabaja dieciocho horas al día en el depósito con un calor de cuarenta grados y, ocasionalmente, se relajan en fiestas con deslizantes en el estacionamiento. El diseñador industrial recién contratado, Lorne Peterson, sorprende a sus compañeros modelistas con un revolucionario adhesivo llamado “superpegamento”. “Estábamos contra la pared en muchos casos”, recuerda Edlund. Para el pintor de fondos, Harrison Ellenshaw, el choque cultural de trabajar en Disney de día y en ILM de noche era discordante. “En Disney era uno de los más jóvenes, en ILM era un anciano”. Seis meses después, diseñar y construir todo desde cero ha sido una tarea más ardua de lo anticipado. Los prototipos de control de movimiento están completados, pero el equipo no ha producido ni una sola pieza de película final. “Armamos un violín y teníamos que aprender a tocarlo”, explica Edlund. Mientras la fotografía principal termina en Inglaterra, el equipo se apresura a terminar lo que puede. George regresa a ILM, desgastado por el estrés del rodaje, para encontrar que su equipo solo ha completado dos tomas de las casi cuatrocientas necesarias. “No estaba nada feliz”, nos dice George.