Hasta que te conocí

Victoria está a punto de comprometerse con Manuel en su natal Parácuaro, pero conoce a Gabriel y su mundo da un giro; su moral se debate entre seguir a su verdadero amor, o hacer caso a las peticiones de su madre, doña Brígida. Sin embargo, Victoria sigue su corazón y llega al altar entre culpas y alegrías. Al poco tiempo, la invade una profunda tristeza, pues pierde cuatro hijos y la pobreza persiste. A pesar de intentar salir adelante, su pasado, el extraño comportamiento de su esposo y la llegada de un nuevo integrante a la familia en el momento menos indicado complican todo.

Tras incendiar gran parte de los campos de cultivo de Parácuaro, Gabriel es enviado a la Ciudad de México a un manicomio, por lo que Victoria enfrenta sola el escarnio del pueblo; humillaciones y enfrentamientos públicos. Así, con un presente muy oscuro, ella toma una dura decisión que marcará para siempre su destino y el de su familia: migrar a la desconocida Ciudad Juárez en busca de un futuro que le permita empezar una nueva vida.

Victoria y su familia llegan a Ciudad Juárez, por lo que deben adaptarse rápidamente para sacar adelante a sus hijos. La precaria situación económica obliga a los Aguilera a trabajar largas jornadas laborales, donde Victoria y Virginia se hacen de pretendientes y tienen cada vez menos tiempo para cuidar al pequeño Alberto, de tan solo seis meses de edad. Inmersa en una dura situación, frente a un mundo nuevo que la deslumbra, Victoria toma la decisión más difícil de su vida y opta por buscar el bien de Alberto, así deba permanecer alejada de él.

Una anciana que padece dificultades mentales utiliza a Alberto para ganarse la vida en las calles. Mientras tanto, su familia lo busca desesperadamente ante la posibilidad de que esté muerto. Luego, una vez regresa Alberto a casa, todos prometen cuidarlo mejor. Sin embargo, la vida fronteriza demanda mucho más esfuerzo que el campo, y los Aguilera no pueden cuidar al niño como corresponde debido a sus trabajos, sus parejas y sus vidas. De esta manera, Victoria se ve obligada a tomar otra dura decisión por el bienestar de su hijo, aunque esto le provoque una herida difícil de sanar.

Alberto lleva dos años sobreviviendo al olvido de su familia; la vida ha sido dura dentro del tribunal y le ha costado mucho adaptarse a la disciplina y a las condiciones violentas que ahí imperan. Sin embargo, logra hacerse de un buen amigo, Hugo, y un mentor, Juanito, con quienes descubre que el encierro es más llevadero cuando se está acompañado. También se da cuenta de que la música es un gusto que lo transporta a una realidad donde está seguro y feliz. Pero eso no lo llena, entonces un buen día se arma de valor y decide jugar su última carta para ir en pos de su felicidad: debe escapar.

Al escapar del tribunal, Alberto es rechazado por su madre, pero convence a Juanito de recibirlo en casa. Un día, conoce el mundo del góspel, una nueva escuela musical que lo lleva a vivir a California, bajo un ambiente religioso. Pero Alberto extraña México y regresa a Juárez de aventón, con un grupo musical que aviva sus sueños de vivir del canto. Una vez en Juárez, Gabriel, su hermano, lo busca para llevarlo con su madre a Parácuaro. El desencanto se consuma con un enfrentamiento familiar en el que Alberto decide vivir la vida a su manera, así deba romper lazos con su familia para siempre.