Bref.

Ya está, han llegado los 40. Está a punto de celebrar su cumpleaños, pero las cosas no son como había planeado. Ya no vive solo, pero no es como había planeado. Va a conocer a gente nueva, pero no como había planeado. Es hora de enfrentarse a la realidad. Tras otra conversación consigo mismo, decide que intentará hacer las cosas bien y tomar decisiones, a ser posible, acertadas.

Nuevo compañero de piso, nuevo trabajo, nuevos encuentros. Las piezas empiezan a encajar. Entonces, una tarde, en la piscina con Baptiste y su hija, se da cuenta de algo importante acerca de su padre. Ese es justo el hilo del que deberá tirar si quiere sentirse mejor. Además, también debe encontrar el momento adecuado para hablar con su padre.

Un acontecimiento sacude a la familia. Como siempre, él observa las reacciones de todos. A la vez, empieza a tener citas o, más bien, a fingir. Y le funciona, hasta cierto punto. Todos salen adelante a su manera, pero él hace un descubrimiento desagradable: todos fingen. ¿Puede que la solución a sus problemas pase por quitarse la máscara y ser más sincero, sobre todo en el terreno amoroso?

Los nuevos propósitos están saliendo bien. Por primera vez, los astros se han alineado a nivel de amistad y de amor. Su situación familiar y personal sigue siendo frágil. Pero, a veces, el pasado ajusta cuentas contigo en una conversación casual en la cocina o en una comida familiar. Ahora tendrá que vivir con los nuevos valores que se ha autoimpuesto. Tendrá que apañárselas.

En su interior, en el fondo, sabía que no duraría. Ahora, la pregunta es qué hará con todo. El círculo se ha cerrado. Vuelta a la casilla de salida. ¿Todos sus esfuerzos han sido en vano? ¿O ha aprendido algo que le permitirá por fin gestionar mejor este tipo de situaciones?

Lo único que importa la mañana siguiente de una noche inesperada es saber si lo que acaba de ocurrir es importante para las personas involucradas. Ha pasado un año desde la siembra de las semillas y ahora es momento de ver si la cosecha es buena.