Zane empieza la mañana con un cóctel de cocaína y termina con un "té de hombres" y trolls bailarines. Bebiendo por esta antigua ciudad inca, conoce a personajes peculiares con brebajes peruanos icónicos, y termina su viaje con un viaje en tren a Machu Picchu.

Desde una viscosa bebida de agave hasta un crucero por los canales, Zane descubre una faceta de México que los extranjeros rara vez ven. En México, el mezcal de 74 grados es algo que quizás quieras evitar, aunque Zane no lo hace.

Un viaje que empieza con una pérdida por un aluvión de lodo y termina con el ataque de una raya es mejor de lo que parece. En una isla conocida por sus playas y sus cuentas bancarias, Zane encuentra fácilmente a lugareños y expatriados con quienes compartir bebidas, disfrutando de la cultura del ron, la cerveza local y la vida isleña.

Zane visita la isla volcánica de Santorini, comienza pisando uvas y luego se dirige a un antiguo pueblo pesquero para probar las bebidas alcohólicas oficiales de Grecia. Tras probar Metaxa y Mastica, termina la noche en un lugar donde es obligatorio beber con casco.

La aventura suiza de Zane comienza en Rigi Kulm, donde lo rescata un San Bernardo con un Kirsch. Tras saltar un puente en Lucerna, se dirige a Lauterbrunnen, donde atletas extremos lo invitan a una pinta en el Horner Pub. Y para rematar... un poco de canto tirolés.

Zane descubre un oasis francés escondido, bailando con una parisina al ritmo de un acordeón. Degusta un brandy de manzana de 30 años en una cata de licores. Su noche termina en el famoso barrio rojo, donde conoce a Lulu White y baila con el hada verde.