La historia está repleta de ejemplos de personas que han sido objeto de simples trampas diseñadas para confundir a nuestra mente.

A menudo creemos que nuestra memoria es un registro perfecto de los acontecimientos que hemos vivido. En realidad, la memoria humana no es tan fiable y en ocasiones produce extraños efectos.

Vampiros, fantasmas o brujas forman parte de las supersticiones que proliferan en lo más profundo de nuestro cerebro. ¿Alguna vez te has preguntado por qué hay tantas personas supersticiosas?

Confiamos en nuestro cerebro para que nos diga qué es verdad y qué mentira de lo que percibimos cada día. Solemos pensar que interpretamos las cosas de manera correcta, pero no suele ser así.